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El 30 de noviembre de 2020, ha echado definitivamente la persiana un comercio que inició su andadura allá por el año 1894. Calzados Benjumea, quizás haya uno de los comercios más antiguos y longevos de la comarca y posiblemente de la provincia.
LOS FUNDADORES Y PIONEROS.
Ana Cáceres, mujer emprendedora.
Son cuatro generaciones de comerciantes, una actividad que curiosamente inicio una mujer emprendedora Ana Cáceres, cuyo apodo “ Rabana” , adopto el marido y heredaron sus seis hijos. Y es precisamente una mujer la que cierra este ciclo.
José Benjumea Cáceres, el empresario.
José Benjumea Cáceres, la segunda generación de zapateros, contrajo matrimonio con Carmen Fernández Martin, oriunda de Osuna, e hija de un militar, teniente en la Guerra de Filipinas, que fue encargado hasta su muerte de la Central Eléctrica de San Calixto.
Uno de los hermanos de Carmen Fernández fue el popular “Padre Juanito”, que fue biógrafo D. Francisco Rodríguez Marín ( El Bachiller de Osuna). El Padre Juanito, según cuentan fue tertuliano de la peña taurina “Los de José y Juan”, Académico de Historia, y de Las Bellas Letras de Sevilla (aunque por motivos de edad, nunca dio la conferencia de presentación). Fue el Padre Juanito amigo íntimo por motivos taurinos del Conde de Colombi, y de una popular Duquesa sevillana, como lo atestiguan numerosas fotos , dicha Duquesa fue protagonista y portada incluso después de su muerte de las revistas del corazón.

José Benjumea, con escasos conocimientos, y con poca soltura en temas escolares al casarse con la que fue su mujer, buscaba lo que hoy se diría hoy una “alianza estratégica”. Carmen Fernández, era una de las pocas mujeres de aquellos años que sabían leer, escribir y conocía las tres reglas. Tres caminatas de José Benjumea de Herrera a Osuna, donde residía su futura mujer, fueron suficientes para prometerse en matrimonio. Un ateo confeso, un “perdido por lecturas diabólicas” como decían algunas personas de orden, se casaba con una beata de rosario diario, y hermana de un futuro fraile, al que apadrino en Hinojosa del Duque.
La guerra civil, marco quizás la personalidad de José Benjumea, y el futuro del negocio familiar. Los hermanos lo salvaron “in extremis” de ser fusilado por los nacionales. Represión que sufrió también su hermana mayor (Dolores), y la hija mayor de esta (Josefa). A partir de entonces José, vivio con el miedo en el cuerpo, apenas piso la calle el resto de su vida, nunca estuvo en una feria, solo acudía a entierros y bodas de conocidos y familiares. Solamente tenía contacto con sus clientes, y tertulias algunas tardes con escasos amigos, entre ellos Feliciano Muñoz Reyes, el carpintero. Ambos costearon un asiento o banco, igual que otros “industriales” de la época, con azulejo sevillano en el Paseíto, donde se anunciaba su empresa.
Herrera fue uno de los pueblos donde la represión durante la Guerra Civil y la postguerra fue durísima y cruel con actuaciones ejemplarizantes (dejamos estos detalles en manos de un profesional de la Historia, como es Joaquín Octavio Prieto Ruiz, que creo que lo abordara en su próximo libro sobre Herrera). Hubo hermanos que mataron a su propio hermano por diferencias ideológicas. El hecho de los Rabanes, que acudieron a salvar a su hermano podemos creer que es un hecho algo excepcional, en unos años donde nadie ponía su pellejo en peligro.
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