POR CARLOS PAREJO DELGADO

ORIGEN DEL CULTIVO DEL PISTACHO

El origen de este cultivo se encuentra en las altiplanicies turco-iraníes y data del siglo VII AC  Las campañas militares de Alejandro Magno (siglo III AC) introdujeron el cultivo del pistacho en el mundo mediterráneo. Posteriormente el Emperador romano Tiberio  lo expande por Italia y España (siglo I DC). De modo que ya conocieron el cultivo del pistacho en las épocas  romanas y árabes los entornos de las poblaciones de la Sierra Sur sevillana.

Sin embargo, el cultivo del pistacho fue desapareciendo desde tiempos de los Reyes Católicos y terminó extinguiéndose durante los siglos XVIII y XIX, cuando se impuso el monocultivo del olivar en estas tierras.

Dicha situación contrasta con la pervivencia de las pistacheras  tradicionales en otros emplazamientos del Mediterráneo, como la Isla de Egina (Grecia) o las laderas de suelos de lava del volcán Etna (Sicilia). Ésta última es la única que tiene una denominación de origen protegida por la Unión Europea, debido a la calidad de sus producciones artesanas. Se trata de una producción costosa, debido a su recolección manual, pero que sigue siendo muy demandada por la gastronomía internacional como producto gourmet para cocinar platos como las pastas (pestos) y en la elaboración de helados.

LA RECIENTE EXPANSIÓN DEL PISTACHO

El pistacho  se introduce a finales del siglo diecinueve en Arizona y California (EEUU), aunque no será hasta las décadas de los setenta y ochenta del siglo veinte, cuando surjan allí las grandes, modernas y tecnificadas explotaciones para la producción intensiva de pistacho, con destino  a su consumo mundial como snacks (aperitivos).  Dichos estados norteamericanos son hoy día los principales productores mundiales.

En las últimas décadas del siglo veinte comienzan también a   implantarse nuevas pistacheras en el sureste árido  andaluz (altiplanicies granadinas y almerienses). Si bien, será en el primer cuarto del siglo veintiuno se produce un boom del cultivo del pistacho en España, pasando de menos mil a setenta mil hectáreas cultivadas (cuarto productor mundial, tras EEUU, Irán y Turquía).

EL PISTACHO EN ESPAÑA

Las pautas de localización del cultivo del pistacho en España son las de un cultivo de secano (el 78 por ciento de su superficie total), que se adapta magníficamente al clima mediterráneo con matices continentales. Y ello, en la medida que el pistacho soporta bien las heladas (a diferencia del almendro y del olivo), los invierno fríos (hasta menos 10 grados de temperatura mínima y los veranos calurosos (hasta 40 grados), necesitando más de tres mil horas del sol al año. Otro de los atractivos del cultivo del pistacho en que usa la misma maquinaria y complemente el calendario agrícola del olivar (se cosecha entre septiembre y octubre).

La comunidad autónoma meseteña de Castilla-La Mancha concentra el 80  por  ciento de la producción española de pistacho. Aquí se encuentran también los principales viveros para plantones de una multinacional californiana y el principal centro de I+D para el cultivo del pistacho en España, donde se están aplicando las más recientes tecnologías para mejorar la productividad por hectárea y reducir varios años el periodo que necesitan para ser productivas las nuevas variedades de pistacho.    También están aquí las plantaciones de mayor tamaño (algunas superiores al millar de hectáreas) y más de medio centenar de empresas procesadoras que tienen en proyecto crear una denominación de origen propia.

No es de extrañar, pues, que las autoridades  castellano manchegas hablen de que se está creando una  “nueva California” europea de la mano de la expansión del cultivo del pistacho,  el nuevo oro verde.

Piénsese que España ha seguido  todos estos años importando pistacho de otros países ya que su consumo no ha parado de crecer, y se estima que sólo  cuando se alcancen las cien mil hectáreas, podrá autoabastecerse de este fruto seco.

Otras comunidades autónomas (Andalucía, Extremadura y Castilla León) tienen una importancia secundaria en el contexto español del cultivo del pistacho, con una producción que oscila entre las ocho mil y las cinco mil toneladas anuales.

Las producciones de pistacho de las diversas zonas tienden a agrupar su producción con denominaciones de origen que remiten a sus cuencas hidrográficas (pistachos del Duero, del Tajo o del Guadiana) o a lugares identificativos de su origen (pistachos nazaríes o de Sierra Nevada).