EL PARO VUELVE A TENER ROSTRO DE MUJER.

En esta entrada vamos a analizar el efecto de la crisis sobre los parados registrados en función del sexo, tomando como referencia el periodo comprendido entre enero del  2006 y diciembre del 2016[1], y como siempre el marco geográfico la zona de actuación de la ADR Estepa-Sierra Sur[2]. Como hemos comentado en anteriores artículos los periodos amplios no permiten tener una visión más real del mercado laboral, huyendo de los análisis en calientes y precipitados.

Para este primer análisis, tomamos como referencia el Gráfico nº1 (Distribución porcentual del paro registrado por sexo). Se pueden distinguir varias etapas o fases:

Fase inicial. Periodo anterior a la recesión económica. En periodos anteriores a la gran recesión económica, anterior a julio de 2008, la situación habitual y normal en nuestra comarca las mujeres representan el 60% del total del  total del paro registrado, y los varones sólo el 40%, tal como se representa en el Gráfico nº1. El paro en la comarca ha sido  mayoritariamente femenino, ha tenido siempre rostro de mujer.

Segunda fase. Periodo de plena recesión económica: julio2008-septiembre 2014. La recesión económica supone un cambio de tendencia a partir de julio de 2008, aunque hay una pequeña advertencia o adelanto de lo que va a suceder con un periodo muy corto en octubre de 2007. Pero es a partir de julio de 2008, cuando los varones son mayoría en el conjunto de los parados registrados, llegando a representar en algunos momentos hasta el 57% del total de parados registrados (octubre de 2008), situación que se mantiene hasta septiembre  de 2014, aunque en este periodo el peso de los varones va disminuyendo de forma lenta. En este periodo comprendido entre julio 2008 y septiembre 2014, se han producido cambios de comportamiento importantes, pudiendo señalar, en líneas generales, que la población masculina resulta la más perjudicada por el paro, donde las mujeres han dejado de ser las protagonistas del paro registrado, y son sustituidas por los varones. El impacto de la crisis durante esta etapa  ha recaído en la población masculina, que son expulsados del mercado laboral de forma masiva, aunque posteriormente  la diferencia entre ambos sexos va disminuyendo paulatinamente. Esta fase de  la crisis del mercado laboral afecta a los varones, al ser el componente mayoritario de la población ocupada de la comarca, y al castigar el desempleo a sectores y actividades fuertemente masculinizados como son la construcción y actividades relacionadas con este sector. Recordemos que nos encontramos en una comarca con una escasa diversificación de la economía local.

“Este cambio de tendencia es común a los países del entorno europeo. En todos los países, salvo en el Reino Unido, el desempleo de las mujeres era superior al de los varones antes de la crisis, pero ya en 2010 se ha igualado. El caso más extremo es el de España donde el desempleo de las mujeres prácticamente duplicaba el de los varones en 2006,  en el  2010 en el conjunto nacional ( España )  se redujo la diferencia ,entre varones y mujeres, a sólo un punto”.[3]

Grafico nº1. Elaboración propia.: Fuente: SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) INEM del Ministerio de Empleo y Seguridad Social;  Observatorio Argos del SAE (Servicio Andaluz de Empleo) de la Junta de Andalucía.

Tercera fase. A partir de septiembre de 2014 se produce un nuevo cambio de tendencia en el mercado laboral, que se consolida, aunque en noviembre 2013 se insinua ya tímidamente este cambio de tendencia por un periodo muy breve. Se está produciendo, por tanto,  en los últimos años, tras el primer impacto de la crisis en el mercado laboral, un fenómeno lo que se ha denominado como “igualdad a la baja”. Inicialmente la situación de los varones empeoraba considerablemente en la segunda fase, pero posteriormente, en la tercera fase, la situación de  las mujeres también lo hacían pero en menor medida, hasta invertirse la situación, las mujeres vuelven a ser mayoritarias en el  total de los paro registrados de la comarca.

En esta fase, a partir de septiembre de  2014, la evolución de la crisis empieza a afectar a sectores fuertemente feminizados, al sector servicios, a la industria de la pastelería industrial. El sector del mantecado  responde a la caída del consumo con una disminución del empleo femenino, que va siendo suplida paulatinamente con una mayor inversión en tecnología productiva, con lo cual dificulta que más tarde  se recupere parte del empleo femenino perdido.

Por otro lado vuelven al sector agrario, parte de los varones expulsados del sector de la construcción una vez agotadas las prestaciones por desempleo. La intensificación y la mecanización en la recogida de la aceituna, supone también la ruptura de  la paridad secular que siempre ha existido entre varones y mujeres en el campo andaluz. La mujer es expulsada del sector agrario a favor de los varones, por criterios basados en la mayor resistencia física, y “rentabilidad “según los patronos agrícolas. La recogida de la aceituna de mesa y la negra y el resto de tareas  agrarias se convierten en una actividad casi en exclusiva de los varones, la masculinización es casi total, y la mujer tiene un papel testimonial.

Por todas las razones anteriormente expuestas, las mujeres vuelven superan a los varones en el total de parados registrados, volviéndose a la situación previa a la crisis, donde las mujeres eran las protagonistas del paro registrado. En diciembre de 2016, las mujeres ya vuelven a representar el 60,2% del total de los parados registrados, nos encontramos en la comarca con  el escenario habitual. El paro vuelve a tener rostro de mujer.

En 2012 en un estudio[4] realizado en plena crisis comentábamos lo siguiente: “La situación económica actual ha modificado el perfil de la población en situación de paro registrado. El 55% de las personas en situación de desempleo son varones ( agosto 2012), mientras que en fechas anteriores las mujeres suponían más del 60%. Los gráficos  expresan de forma clara ese cambio de tendencia que se registra con el inicio de la crisis y cambio de ciclo económico, ya que hay un momento concreto a partir de la cual la situación entre varones y mujeres se invierte, y nos encontramos con una correlación inversa, con situación de competencia entre los dos sexos, la inserción laboral de las mujeres incide negativamente en los varones, parece que entran a competir los dos sexos por el mismo puesto de trabajo”.

Esta afirmación anterior no es del todo correcta, no se ve tan claro esta situación de competencia entre los varones y mujeres al ampliar el periodo de estudio 2006-2016, como vamos a intentar aclarar  en los párrafos siguientes.

Las preguntas que  nos volvemos a plantear ahora en 2017, son las siguientes:

¿En qué medida son válidos los comentario anteriores formulados en 2012 en plena crisis?; ¿ la crisis  aparece y afecta simultáneamente a los dos sexos en las mismas fechas ?; ¿ el grado de intensidad es el mismo para los varones y mujeres?; ¿ existe competencia  entre sexo por el  mismo puesto de trabajo?.

Intentemos dar respuesta a estas cuestiones, basándonos en el siguiente Grafico, nº 2 (Evolución porcentual del paro registrado por sexo 2006-2016). En el gráfico nº2, se ha dado valor 0%, a enero de 2016 como punto de partida, representado la evolución porcentual del  paro registrado por sexo a partir de la fecha de referencia.

Grafico nº2. Elaboración propia.: Fuente: SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) INEM del Ministerio de Empleo y Seguridad Social;  Observatorio Argos del SAE (Servicio Andaluz de Empleo) de la Junta de Andalucía.

 

Efecto temprano de la crisis  en los varones. La gran recesión económica en la zona de actuación de la ADR Estepa-Sierra Sur afecta al mercado laboral de los varones a partir de diciembre de 2007, mientras que su efecto en las mujeres no se hace notar hasta enero de 2009.

Las mujeres se convierten en los primeros años de la crisis en sustentadoras de la economía familiar. Entre diciembre de 2007-diciembre de 2008, el paro tiene saldo negativo en las mujeres, disminuye respecto a enero de 2006,  mientras que en los varones se inicia un incremento espectacular del paro registrado. En el colectivo de mujeres en este corto periodo no solo conservan el empleo, no aumentando el paro registrado femenino, sino que el número de mujeres paradas  disminuye,

No existe de forma tan clara una compensación entre el desempleo de los varones y las mujeres. El incremento del paro registrado en los varones, no es compensado por una disminución del mismo en las mujeres. Salvo en el periodo antes señalado (diciembre 2007-diciembree 2008), el desplome del empleo entre los varones no viene compensado por una disminución del paro en las mujeres. No es tan clara la competencia entre los varones y mujeres en ciertas actvidades.

Mayor intensidad e incremento del paro registrado en los varones, que en las mujerees. El efecto de la crisis sobre el mercado laboral no sólo es más temprano en los varones, sino que el grado de  intensidad del paro registrado es tan bien mayor. En julio-agosto del 2007 se inicia el aumento del paro registrado de forma espectacular respecto a enero de 2006, con un 33% y 44%, pero ya en marzo del 2009, el paro registrado en los varones alcanza un 86%, mientras en esa fecha el paro femenino solo se incrementa en un 6%. En marzo de 2013, se alcanza la cota más elevada de paro registrado de los varones con  un incremento del 156%, respecto a enero 2006.

Menor intensidad del incremento de los niveles de paro registrado en el sexo femenino. El incremento del saldo del paro registrado de las mujeres lógicamente ha sido mucho menos intenso que la de los varones, al partir estas de un porcentaje de paro registrado mayor que el de los varones en el conjunto de ambos sexos. La mujer era la protagonista del paro en el medio rural en las etapas previas a la crisis, y al final del ciclo analizado el paro vuelve a tener rostro de mujer.

No se ha cerrado la crisis del mercado laboral. Ni en los varones, ni en las mujeres se alcanzan los niveles de parados registrados en números absolutos existentes en enero de 2006. No se ha salido de la crisis, en diciembre de 2016 el paro registrado en ambos sexos se ha incrementado en 32%, aunque hay un lento y ligero descenso. La salida se vislumbra aún lejana, a pesar del optimismo de las instituciones oficiales y de los medios de comunicación.

Intentemos definir  el perfil de la mujer parada de nuestra comarca, según los datos de febrero de 2016. Es una mujer entre 30-49 años, es decir adulta, forma parte de la denominada población soporte, posiblemente casada y con hijos a su cargo, que ha trabajado en el sector servicios (61,4% de las mujeres paradas registradas ), o en la industria (23,2%), con estudios secundarios , el 72% de las mujeres paradas entre  30-49 años están han cursado la  formación secundaria.[5]

Herrera, Junio, 2017.

Ramón Ortiz Benjumea. Geógrafo, Master en Desarrollo Local, y sobre todo comarcano.

 

[1] En entradas anteriores ya hemos señalado que se ha de acudir a los datos de Paro Registrado, facilitados tanto por el S.A.E y S.E.P.E. (Servicio Público de Empleo Estatal) que se publican a los dos días del mes de referencia, por  ser la única fuente que nos desagrega los datos a nivel municipal.

[2] La zona de actuación de la ADR Estepa Sierra Sur, lo constituyen los 18 municipios de las comarcas de Estepa y Osuna: Aguadulce, Algamitas, Badolatosa, Casariche, Los Corrales, Estepa, Gilena, Herrera, Lantejuela, Lora de Estepa, Marinaleda, Martín de la Jara, Osuna, Pedrera, La Roda de Andalucía, El Rubio, El Saucejo, y Villanueva de san Juan,

[3] Crisis y fractura social en Europa. Causas y efectos en España. Miguel Laparra y Begoña Pérez Eransus (coordinadores) Colección Estudios Sociales núm.35. Obra Social “ La Caixa”.2012.

[4] EXCLUSIÓN SOCIAL Y JUVENTUD.LA JUVENTUD DESDE UNA PERSPECTIVA LABORAL Y  DE EXCLUSIÓN SOCIAL. Iniciativas Comunitarias de Desarrollo Estepa-Sierra Sur. 2012.

 

[5] El nivel formativo de los parados registrados en las oficinas del SAE es cuestionable, ya que no se suele aportar documentación que lo acredite, por otro lado la modificaciones en el sistema de clasificación crea confusión entre funcionarios y parados. Al crearse el Servicio Andaluz de Empleo en 2002  (BOJA nº 153 de 28 de diciembre, 2002), utiliza la nueva clasificación CNED 2000 (Clasificación Nacional de Educación 2000), ya implantada.